El Búnker es un proyecto que tengo en la cabeza desde hace tres o cuatro años, pero no lo puse en marcha hasta el fin del confinamiento por la pandemia del Covid.
Tengo mi estudio en Poblenou, y justo debajo hay uno de los muchos refugios antiaéreos construidos durante la Guerra Civil de 1936. Desde que supe de su existencia he estado pensando en realizar algún proyecto fotográfico relacionado con ese lugar.
Cuando terminó el confinamiento, las cosas seguían un poco raras, especialmente a nivel profesional. El sector de la publicidad y la fotografía en que me muevo seguía muy parado y no sabía muy bien a qué dedicarme.
Me considero una persona bastante inquieta y no puedo estar mucho tiempo sin hacer fotos. Por ese motivo, ya durante los días de encierro llevé a cabo la serie “6,5Mts”, sin salir de mi edificio y teniendo como protagonistas a mis vecinos.
Ahora sentía la necesidad de emprender un nuevo proyecto personal.
Dentro de un búnker estás aislado, no tienes mucha noción del tiempo ni sabes muy bien lo que sucede fuera. Debes adaptarte al espacio y a una rutina determinada. Vi cierta relación con lo que nos estaba ocurriendo y por eso tenía sentido que los personajes que protagonizan las historias actuaran como si su vida de encierro fuera de lo más normal.
Por supuesto, me he permitido ciertas licencias artísticas, por lo que no hay que buscar situaciones estrictamente realistas.
Lo primero que hice fue hablar con profesionales del sector, como directores de arte, estilistas, figurinistas, videografos, atrezzistas, modelos y actores que se encontraban en una situación parecida a la mía, y proponerles interpretar una historia distinta para cada uno en el interior del Búnker. El espacio siempre sería el mismo, pero no las representaciones ni la ambientación.
Era todo un desafío profesional, ya que se trata de un habitáculo muy reducido. Apenas 3 metros de ancho por 5 de largo y 2,2 de altura. Debíamos ambientarlo de manera adecuada a cada situación para conseguir que la imagen que la representaba fuera única y contara una historia.
Por mi parte estaba claro que a nivel técnico y artístico tenía que trabajar muy bien la luz y la paleta cromática para que transmitieran aquello que quería contar.
Cada fotografía debía ser como una pintura barroca.
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Producción: Meri Tuñí
Asis. de foto: Alejandro Perales
Video: Nico Clausen
Art & Set: Paul Ekaitz
Art & Set: Olivia G. Vidal
Vestuario: Imma Rondan
Maquillaje: Yolanda Blasco
Modelo: Lales Ibañez
Mi intención es poder continuar con el proyecto, seguir creando historias y trabajar junto a grandes profesionales.